Hola, soy Esteban, diseñador de interiores y soy el creador de Concepto Joru. Estoy retomando este espacio para escribir sobre las experiencias, oportunidades, subidas y bajadas en este proyecto de emprendimiento.
Esta semana estamos festejando en la oficina un año de trabajo, esfuerzo y estrés; pero, sobre todo, muchas satisfacciones. Voltear a ver lo que se logró en este año me llena el corazón de orgullo y lo mejor de todo es ver los contactos de mi teléfono y ver que no sólo gane clientes, sino personas que están felices con nuestro trabajo y con quienes quizá pueda ir a tomar una taza de café o una cerveza. Este evento es el que me motiva a escribirles y contarles sobre el proceso de creación de la marca y cómo fue emprender en el año de pandemia.
Después de que terminé la carrera, tuve la oportunidad de trabajar en empresas que me dejaron mucha experiencia. Estuve en varios estados de México alimentándome de lo que las personas y las empresas me ofrecían. Fueron 7 años en los que pasé por León, CDMX y Cancún. Si bien tuve crecimiento y ya conocía muy bien el proceso de mis trabajos, llegó un punto en el que me sentí creativamente estancado. Cuando trabajas para una empresa tienes que alinearte a sus procesos, estilos y tipo de propuestas, hablando particularmente de interiorismo. Muchas veces intenté poner mi esencia o agregar un extra, pero no era posible ya que mis superiores intervenían y rebotaban mis ideas. Estaba en Cancún cuando dije “no puedo seguir así, es necesario que yo busque la forma de poder dar a mis clientes todo lo que la experiencia me ha dejado”. Sabía que para hacer eso tenía que renunciar, era diciembre de 2019, y tal vez si me hubieran dicho que en 2020 llegaría la pandemia a México no hubiera tenido la firmeza de renunciar, pero como no lo sabía, lo hice. Y ahora puedo decirles que fue la mejor decisión que pude tomar.
Para febrero del 2019, yo ya estaba en casa trabajando en el proyecto en el que había soñado por tanto tiempo. Comencé a trabajar en la parte teórica. ¿Qué era lo que quería?, ¿cómo lo iba a lograr?, ¿qué podría ofrecer? y demás preguntas fueron surgiendo y las fui resolviendo una a una. Después comencé a juntar el material que tenía y podía usar para un portafolio, trabajé igual en algunos proyectos ficticios que me ayudaron a comenzar con el desempolve de mi cerebro. A estas alturas de mi proceso ya teníamos la pandemia encima y no había vuelta atrás. A pesar de que tuve ansiedad y estrés, no dejé de trabajar, aproveché el tiempo en casa y logré, gracias a los cursos en línea, crear la página web, comprar dominio, dar de alta las redes sociales, crear la imagen corporativa, y cada detalle que fuera surgiendo. Para mayo, Concepto Joru ya había nacido, pero se tendría que quedar incubado un tiempo más en lo que nos mudábamos, hacíamos cuarentena y comenzábamos a conocer a los proveedores (telas, papel tapiz, carpintero, tapicero, etc.) con quienes ya había hablado.
Y así fue como llegó julio 2020 y la oficina virtual ya estaba montada. Comencé a difundir la marca entre mis familiares, amigos y conocidos. Y para la semana del 26, ya estaba coordinando la primera cita con una clienta. Puedo decirles que me siento afortunado de poder contar esta historia y decir que he ido creciendo junto a mi proyecto, mis clientes y las experiencias. La vida siempre se encarga de ponerte donde tienes que estar y en el momento que tiene que ser.
Me gustaría, pues, poder compartir con ustedes mis experiencias, momentos, y mucho más de lo que pasa en Concepto Joru en este blog quincenal. Tendremos, además, algunas invitadas muy especiales que nos contarán de distintos temas, así que no dudes en suscribirte y leernos. Y tampoco dudes en seguir nuestras redes donde compartimos material, tips, proyectos y nuestro proceso día a día.
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